A pesar de que vi la película el sábado 28 de abril, no he podido realizar la reseña hasta dos días después. El motivo no es otro que evitar escribir llevado por el entusiasmo y la falta absoluta de objetividad, por ello decidí darme un tiempo para leer críticas de todo tipo, tanto positivas como negativas, para comprender todos los puntos de vista y hacerme una idea global bastante más sólida de lo que habría sido si me hubiese puesto a teclear como un marvel-zombie momentos después de haber disfrutado del filme. Y debo confesar, sinceramente, que pese a todo, mi impresión inicial no solo no ha variado ni un ápice, sino que además se ha asentado del todo.
Marvel Studios ha conseguido realizar algo nuevo en el género de los superhéroes en el cine, precisamente llevando a la gran pantalla el concepto de crossover y universo compartido que tantas alegrías como penas nos ha dado al lector de cómics. Las películas que han servido para presentar a los personajes individualmente han resultado bastante dignas pese a ciertos detalles que han molestado un poco a los cinéfilos poco interesados en propuestas tan comerciales. Resumiendo, los argumentos que quedaron abiertos en aquellas para preparar esta supieron a poco a todos los que no parecían muy seguros de que iban a estar a la altura de las circunstancias. Digamos que fue una preparación que, de no haber quedado culminada adecuadamente con el colofón que supone la película que reúne a todo el grupo, podría haber sido muy decepcionante y un auténtico fracaso. No puedo imaginar la presión que sentiría Joss Whedon, director y guionista de este largometraje, siendo consciente de la responsabilidad que tenía entre manos.
Pero lo ha conseguido. Empleando una fórmula tan típica como clásica que solo podía funcionar con una gran dosis de cariño y conocimiento del género. Cualquier fan, viendo la película, sabe de primera mano, tan solo escuchando los diálogos y viendo el desarrollo de los personajes, que este producto está muy lejos de ser un sacacuartos cualquiera. Es muy satisfactorio comprobar cómo un lector de cómics, aficionado al medio, como Whedon ha decidido agradarnos con una superproducción que ha mimado hasta las últimas consecuencias. Pueden haber fallos, puede haber algún detalle que cojee un poco, pero son nimiedades al lado de las virtudes de un guión convenientemente engrasado, que funciona a la perfección y se preocupa por ofrecer todo aquello que deseábamos ver en un proyecto de estas características. En otras palabras, consigue transmitirnos una gran espectacularidad y épica de una forma tan natural que hace que parezca hasta fácil.
Y eso que, lo dicho, la trama en principio no parece tan gran cosa. Ofrece lo más común en una clásica historia protagonizada por varios superhéroes, sin complicarse demasiado la vida: villano que amenaza la existencia de una humanidad que se ve indefensa ante él y unos héroes que pelean primero entre ellos para finalmente unirse en una gran batalla colosal. Ese es el argumento, a grandes rasgos, visto así no parece tan gran cosa. Pero cuando vemos cómo se desarrolla entonces notamos lo muy bien escrito que está. El simple hecho de que cada uno de los personajes tenga sus momentos de gloria y su importancia en la trama ya tiene un gran mérito, sobre todo cuando todos están tan bien adaptados, tanto que son una mezcla perfecta entre la actualización de Millar en Ultimates y las versiones originales. Todos son reconocibles, excepto quizá Ojo de Halcón, que es quien menos posibilidades tiene de destacar por su condición inicial, aunque luego se desquite con escenas muy chulescas. Destaca sobre todo la forma en que la película va in crescendo a medida que avanza, alternando a la perfección la comedia con la acción. Muchos se quejan de que tarda de arrancar, pero lo cierto es que nuestra impaciencia viene dada por lo que sabemos que ocurrirá cuando los héroes se junten al fin en plena batalla campal. Irónicamente, si no existiera esa preparación previa, más medida de lo que parece, el filme sí sería esa película simple de hostias que muchos aseguran que es, cuando resulta evidente que es mucho más que eso.
Y para explicarlo mejor, entro en el pantanoso terreno de los spoilers (este párrafo NO es recomendable para quien no haya visto la película), diré que me ha parecido realmente curiosa la falta absoluta de patriotismo en esta historia que en manos de otro (¿alguien ha dicho Michael Bay?) habría parecido una burda propaganda pro-militar. Cualquiera diría que una invasión extraterrestre, para-dimensional o como quiera llamarse, serviría perfectamente de excusa para mostrar todo tipo de tópicos sobre la maravillosa defensa estadounidense, pero por el contrario vemos que el enemigo no proviene solo de fuera, sino que SHIELD misma se ve torpedeada por el ineficaz sistema político actual. O al menos eso es lo que nos muestran, porque no puede ser casualidad que los consejeros del Presidente se dirijan a Nick Furia en grandes pantallas donde solo vemos sus figuras recortadas entre sombras. Ese modo de mostrarlos, tan villanesco, no puede ser casualidad y además sirve para potenciar la supuestamente caduca (o eso recalcan una y otra vez) imagen del superhéroe que no trabaja para nadie, sino que simplemente pretende luchar por lo que cree correcto de forma altruista, desafiando si es posible al status quo y provocando a aquellos que se sienten amenazados por perder el control y la autoridad.
En definitiva, una gran película de superhéroes, destinada a convertirse en un clásico del género.
He leído muchas comparaciones que se han hecho con el Batman de Christopher Nolan, probablemente propiciadas por una discusión algo estéril como redundante sobre el enfrentamiento entre las dos editoriales de superhéroes más populares de Estados Unidos. Yo solo puedo decir una cosa, tanto Whedon como Nolan son los mejores en lo que hacen, y lo que hacen es maravillosamente distinto. Disfrutad de las obras de ambos genios, que será difícil ver una época mejor que esta para el género de los superhéroes en cine. El tiempo será quien desmienta o verifique a mis palabras.