domingo, 14 de marzo de 2010

Cinema Paradiso

A principios de este mismo mes, vi una película que me llamó mucho la atención y que me fascinó como pocas lo hacen. Se llama Cinema Paradiso, y aquí os dejo una crítica de la misma:

Siempre hay una serie de conceptos y adjetivos que se leen en las críticas que, si bien uno puede captarlos a la primera sin tener que mirar alguna referencia o alguna descripción, nunca alcanzas a saber para qué diablos se emplean o qué significan realmente. Uno de los que nunca he tenido muy claro es eso de que una película tenga "alma", a veces he leído la ausencia de ella como crítica negativa de una película que me gusta y lejos de parecerme un argumento aceptable siempre me quedo con una expresión bobalicona pensando: Ah, pues vale. Ahora, con Cinema Paradiso, creo que por fin sé lo que es que una película tenga alma.

¿Cuántas historias de amor habéis visto o leído? ¿Muchas, verdad? Cinema Paradiso es una historia de amor, sí. Del primer amor de un joven, ese tipo de relación que siempre será la más recordada para bien o para mal. Pero también es una historia de amor por el cine. Ver esta película es inmiscuirse en las vidas de los habitantes del pueblecito italiano que alberga un cine que, por un tiempo, fue crucial para las vidas de los que allí residían, haciendo más alegres aquellos tristes días de pobreza y censura. Es la historia de una vida, de un joven llamado Salvatore y de un cine llamado Cinema Paradiso y la relación entre estos. En verdad, es una historia coral con personajes muy diversos, cada cual con su propia relación con el cine. Ninguno acaba la película tal y como la comenzó, tú tampoco.

Una ambientación campechana, sucia y, curiosamente, acogedora se encargan de hacer más fascinante esta agradable producción repleta de gags muy divertidos y momentos de tristeza conmovedora que jamás se vuelve sensiblera. Las interpretaciones están a la altura, destacando especialmente Philippe Noiret como el entrañable y amigable Alfredo, esa persona que sin quererlo ni beberlo acaba formando parte de tu vida como ese gran amigo al que jamás olvidarás por lo mucho que aportó en tu sabiduría con su experiencia vital. Por otro lado, el ritmo es vertiginoso, y aunque parezca que decae un poco por la segunda mitad, enseguida recupera el pulso magistralmente y acabas deseando que no acabe todavía. Y por si fuera poco, la música de Morricone es preciosa, de las que reverberan en la cabeza de uno durante días.

Una joya para los amantes del cine y los que sientan nostalgia por su infancia, su tierra natal y su primer amor. Todos estos conceptos están ahí, para explotar ante nuestras atónitas miradas con una emoción inigualable y para el recuerdo. Tener alma significa tener vida propia y lograr ser importante para alguien, ser trascendente con los demás y contigo mismo. Cinema Paradiso lo consigue, logra ser parte de tu vida y ahí se quedará cambiando en tu percepción a medida que crezcas, ya que no permanece inalterable por todo lo que significa.

P.D. El dibujo no tiene nada que ver con la película que critico, se trata de mi viejo Rocky, al que todavía se le sigue echando de menos por estos lares.