Esta debe ser la primera serie con la que aguanto cuatro temporadas seguidas de forma regular. Aunque claro, nunca he sido muy de seguir series, ni tan siquiera si las echan por televisión, salvo si son de comedia. Pero el caso de The Wire es distinto, tras una tercera temporada realmente fantástica (de hecho, no sabría si decir que es mi favorita, porque cada una tiene sus virtudes) me lancé de lleno a ver esta cuarta con unas ganas enormes que se vieron acentuadas a medida que avanzaban los episodios. Eso sí, cabe realizar una aclaración: The Wire es una serie que mejora considerablemente con el tiempo, cuando ves el desarrollo de los personajes y, sobre todo, el mundo que les rodea, que cada vez es más amplio y más rico en todas sus facetas, detalles y hasta enfoques sociológicos. Pero lo que sí es cierto también es que se trata de una serie difícil de ver en un principio, cuyos primeros capítulos se suceden lentos y con pocas dosis de acción. Si eres alguien que quiere resultados inmediatos, un ritmo fulgurante y que espera ver una sucesión de acontecimientos dramáticos intensos a cada minuto, esta no es tu serie. Sin embargo, en esta cuarta temporada, ha sucedido lo que no esperaba que fuera a ocurrir: los capítulos se suceden con una agilidad asombrosa y se hacen tan cortos que anhelas ver otro cuanto antes, sólo para ver qué ocurre.
Si hay algo que hay que destacar principalmente de esta temporada es justo eso, su capacidad de enganche e intensidad desde el primerísimo capítulo, superior en este aspecto a lo visto con anterioridad. Lo curioso es que tampoco lo necesitaba, sólo bastaba con sus maravillosos personajes y su tratamiento de la ciudad de Baltimore, con el día a día del trabajo de todos los integrantes de la compleja trama. Pero es que en esta ocasión nos revelan el estado de los colegios y de cómo los chavales empiezan a meterse en las esquinas a vender droga. Vemos todo el proceso de cómo unos jóvenes comienzan a hacer "carrera", por decirlo de alguna manera, en la intrincada red de traficantes en la ciudad de Baltimore. Algunos logran escapar, otros permanecen en ella ascendiendo peligrosamente y otros... simplemente, se dejan llevar por la marea. El caso es que todos tienen su papel dentro de todo este tinglado, independientemente de su situación. La evolución del grupo de chicos en los que recae el protagonismo de esta temporada es sin duda lo más atractivo de la misma, ya que son probablemente los mejores personajes de toda la serie, por lo impredecibles que son y lo terrible de sus situaciones. Es más, no se puede esperar siquiera un final feliz para todos ellos, y nunca nada es lo que parece, nada sucede como uno cabría esperar.
Por otro lado, los personajes viejos (y nunca mejor dicho) tienen la difícil misión de intentar salvar a alguno de ellos. De hecho, de una forma bastante lógica y hasta natural, cada uno intenta hacer de progenitor de otro, lo que nos lleva a pensar por qué unos consiguen salvarse de un destino poco agraciado y otros no. Las clases en Baltimore son implacables, mucho más incontrolables que las propias esquinas, precisamente por las pocas defensas del profesorado. Antiguos policías que pasan a engrosar las filas de educadores comprueban eso mismo en sus propias carnes, echando de menos el trabajo que realizaban antaño, quizá más peligroso pero menos estresante. Y es ahí donde encontramos la principal novedad de la temporada: No existe un trabajo policial protagonista, por culpa de una serie de acontecimientos políticos (Carcetti se convierte en un personaje principal a tener en cuenta) el equipo de investigación de Daniels desaparece y personajes como Kima, Freamon y McNulty se vuelven más secundarios, aparecen poco y sólo por el final cobran cierta importancia. Por lo que el traficante principal: Marlo, puede actuar por sus anchas, sin apenas resistencia, más allá de Bunk y un Omar inspiradísimo. Por lo que, en resumen, la serie se ve considerablemente más interesante gracias a la sustitución del trabajo policial por el del trabajo educativo, que es sin duda de lo mejor que se ha desarrollado y expuesto durante el transcurso de la misma.
En definitiva, ¿qué más se puede decir? No deja de sorprender, ninguna temporada es igual a la anterior y no importa que cada vez se sumen más y más personajes, la serie no sólo no pierde fuelle, sino que es cada vez más compleja y estimulante. Esto no va de traficantes y policías, es la maldita historia de una ciudad. Increíble.
5 comentarios:
Posiblemente, el momento cumbre de "The Wire" y la temporada más antropológica gracias a la aguda y sin concesiones mirada al sistema educativo USA en su vertiente más marginal, así como al sistema electoral político. El hecho de que McNulty prácticamente desaparezca y el conjunto no se resienta demuestra la solidez del universo creado.
Hasta aquí, la serie ha ido ascendiendo y, lógicamente, la cosa, tarde o temprano, tenía que bajar. Y eso ocurre en la quinta, y última temporada, un pequeño patinazo que impide que "The Wire" sea absolutamente perfecta.
Por cierto, la versión de la canción de los créditos de la 4ªT es mi preferida.
El que apenas se eche de menos a McNulty es una buena señal de lo que es la serie, desde luego.
No me digas que la quinta no es tan buena. Vaya por dios, que ya me veo venir el critiqueo negativo por primera vez desde que me puse a hablar de la serie en este blog.
En cuanto a los créditos, yo tiro más por los de la segunda temporada, que me parecieron los mejores.
ayer termine de ver la 4ta temporada y opino lo mismo, empeze a ver esta serie y no me convencia, cuando ya queria darme cuanta estaba super enganchada.
es genial!!
los creditos no sabria elegir, me quedo con el silbido de omar jajaja
Lo mejor que he visto en tv
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