Últimamente vemos filmes tan típicos y tópicos, incluso encorsetados en una apariencia supuestamente transgresora, que cuando nos encontramos con uno que ofrece una inesperada bofetada emocional, no sabemos ni cómo reaccionar. Eso es generalizar demasiado, realmente hay de todo en las carteleras actuales, lo que ocurre es que suele abundar lo más previsible. Por ello, cuando creemos ver una película dirigida por un director clásico, unos actores míticos y que versa sobre las aventuras de una leyenda tan conocida como Robin Hood, que cuenta ya con tantas adaptaciones, lo último que esperas es un filme tan melancólico, triste y crepuscular como este. Es, en otras palabras, lo que hubiese deseado realizar Ridley Scott en su versión sobre el arquero.
La película trata del regreso de Robin Hood a los bosques de Sherwood tras haber participado en las batallas del Rey Ricardo Corazón de León, reencontrándose con viejos amigos y con su querida Marian. Enseguida comprobará que las injusticias prosiguen con una fuerza desmedida, que sus amigos no están a salvo por culpa de las severas leyes del Príncipe Juan (quien tiene una aparición breve, pero poderosa, de apenas cinco minutos) y que incluso Marian ha cambiado con el tiempo de una manera que nuestro aún entusiasta protagonista jamás podría haber predecido. No obstante, eso no impedirá que, a su avanzada edad, decida hacer frente al enemigo con un grupo reducido y un Sheriff más tenaz y decidido que nunca.
En un principio, el filme parece uno más de aventuras de Richard Lester (Los 3 mosqueteros: Los diamantes de la reina, Superman 2), incluso conservando su peculiar humor, el cual siempre he encontrado un poco infantil e inadecuado (esta película no se libra de dicho tono cómico en algunas escenas, aunque aquí sirve para relajar un poco el dramatismo). Sin embargo, la fuerza de unos diálogos tan conmovedores y profundos acaba cambiando por completo la perspectiva que se pueda tener sobre la misma. De hecho, a medida que avanza la trama, ésta se hace cada vez más y más cruda y melancólica, llegando a mostrar momentos de difícil escapatoria en los cuales deseas la llegada de un deux machina que lo resuelva todo. Pero al final nada es lo que esperas, la realidad choca contra la leyenda y la voltea, tumbándola de una forma tan poética como cautivadora. El amor toma el protagonismo más absoluto, un romanticismo como pocas veces se ha visto, a la altura de la historia original de Romeo y Julieta. Se trata de un amor que no atiende a la razón, que se torna tan grande que incluso dirige el destino de los protagonistas. Sin duda, uno de los filmes más bellos que se hayan realizado jamás en este aspecto, aún contando con unas batallas que dejan mucho que desear en su realización, siendo esa la única pega que puedo reseñar sobre el mismo.
Por otro lado, antes de que Russell Crowe o Kevin Costner echaran abajo la imagen del eterno Robin Hood de Errol Flynn, Sean Connery ya tomó el papel del héroe de un modo bastante peculiar, con sus no pocos años y un aspecto más rudo de lo que estábamos todos acostumbrados. Lo cierto es que aquí lo podemos encontrar en uno de sus mejores papeles, con una nobleza inusitada y un encanto endiablado, que rivaliza con el de una Hepburn que se aleja totalmente de su propio estereotipo, interpretando a la Marian más enamorada y a la vez más trágica que se haya visto jamás. Ambos están fantásticos en sus papeles, muy creíbles tanto en su relación como en la madurez de sus personajes. Además, Robert Shaw como villano, resulta realmente respetable y noble, nada maniqueo, hasta el punto en que parece un viejo amigo de nuestro protagonista metido en una situación sin vuelta atrás.
Esto sí es humanizar el mito. Hace que me pregunte si Ridley Scott llegó a ver siquiera este cautivador filme, porque, como ya he dicho, es todo lo que debería haber sido su versión. Hasta el Ricardo Corazón de León aquí mostrado es mucho más cafre y fiel al histórico. ¿Quién da más?
2 comentarios:
Estpendísima peli, insuperable. En fin, lo has dicho prácticamente todo así que poco añadir.
A mi el humor me parece perfecto aquí porque no se puede ser crepuscular y trágico sin él, no le veo pegas a las batallas y hay que entender que la peli esta hecha con 2 duros, a mi el duelo final me parece impecablemente hecho, muy realista.
En fin una peli que hay que ver. Redonda.
No me parece tan redonda, pero sí muy buena. Es decir, es de las que descolocan, de las que te dejan en plan: ¿Y esto es todo? ¿De verdad acaba así? Tienes que ver los créditos para creerlo y cuando eso pasa, tienes unos minutos para darle vueltas a lo que has visto, porque no es lo que uno espera, la verdad.
Del humor no me quejo, no, pero sí que encontré el duelo final muy superable. Y no digo porque busque espectacularidad de ningún tipo, es que no lo encontré tan realista.
Pero eso es una nimiedad, la película no necesita ser buena con eso, lo es por otros motivos.
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