domingo, 1 de agosto de 2010

True Blood - Segunda Temporada (Cómo otros seres fantásticos entran en escena)

Cuando se realiza una temporada tan completa, que revela tantos misterios y trata tantos temas, ¿qué te queda por contar en una segunda? Lo cierto es que True Blood cierra muy bien su primer arco argumental, dejando pocos cabos sueltos (si no contamos con los cliffhangers finales, claro está) y resolviendo la mayoría de las situaciones que estaban preocupando al pequeño pueblo de Bon Temps. Que, por cierto, al paso que va, poco tendrá que envidiarle a Smallville en cuanto a sucesos extraños y víctimas mortales. Pero resulta que los guionistas, hábiles ellos, aún tenían muchos elementos que insertar y ya habían dejado la semilla de varias de las tramas que aquí toman importancia.

En Bon Temps no van a tener tiempo a relajarse tras los asesinatos, pues unos nuevos y más macabros acechan a la vuelta de la esquina. Pero lejos de contentarse con repetir el mismo esquema, esta vez todo gira alrededor de dos historias que tienen en común el tratamiento de dos sectas dirigidas a sus respectivos dioses. Una es cristiana, la otra pagana y de una religión más antigua, pero ambas crean grandes problemas y numerosas víctimas. Si sus propios fundadores y artífices no son detenidos, numerosas desgracias pueden ocurrir. Los hermanos Steakhouse se enfrentarán a la Iglesia de la Luz del Día (fanáticos adoradores de Dios contra las huestes vampíricas, provenientes de Caín) mientras que Tara, Sam y el resto de la gente de Bon Temps deberá hacer frente a una figura fantástica de la antigüedad que no va a ponerles las cosas nada fáciles.

El primer gran acierto lo encontramos, de nuevo, en la variedad de los elementos puestos en la mesa. Bien tratados y bien desarrollados, hasta el punto en que se relacionan de alguna manera entre sí. Además, para no repetirse, los personajes esta vez son separados por varios escenarios, todos con diferentes misiones que cumplir, por lo que la posterior unión de estos acaba siendo más emocionante e interesante de lo que parece en un primer momento. Por otro lado, las virtudes de la primera temporada son potenciadas: misterios, personajes que evolucionan con lo que sucede, ambigüedad tanto en la política vampírica como en la humana, revelaciones del pasado que dejan con la boca abierta, más humor negro (e inquietante, sobre todo en la locura que se desata en Bon Temps), muertes inesperadas y ausencia de censura.

A todo esto habría que sumarle una gran variedad de personajes nuevos, quienes han venido para quedarse. Algunos están relacionados desde antiguo con los personajes protagonistas (los vampiros especialmente, ya que su condición de inmortales permite muchas historias en forma de flashback ambientadas en diferentes épocas históricas) y otros son simplemente sicarios o gente metida en una situación que no buscaban o de la que sacan provecho. Es más, algunas de las situaciones de la primera temporada son aprovechadas y no caen en el olvido, hilvanándolo todo de una forma coherente e interesante.

Si a esto le sumamos un final más ingenioso, un mayor y mejor tratamiento de la política vampírica, un enfoque más escabroso y sórdido, una villana que hace que Cassandra Nova (personaje de X-men) parezca una hermanita de la caridad y una crítica feroz hacia las instituciones que pretenden manipular las creencias y deseos de la gente... La verdad, se me ocurren pocas pegas a la hora de criticar esta temporada, la cual calla muchas de las críticas sobre su supuesto vacío argumental y supera ampliamente a la anterior.

2 comentarios:

Myxeta dijo...

Ya te dije yo que la segunda te iba a gustar más porque es la continuación perfectamente de la primera.. es una segunda parte bien contada.

Un saludo

Unknown dijo...

GRAN SERIE!

No podrás resistirte a no ver nada de la 3ª muajajajaja. xD