"Tienes que leer Canción de Hielo y Fuego, te aseguro que te gustará". "Tiene todos los ingredientes que tú buscas: acción, buenos personajes, traiciones, conspiraciones, conceptos fascinantes... no te arrepentirás". Esto me decían unos cuantos lectores de la dichosa saga. "No, gracias", respondía yo, "no tengo tiempo para leer libros". Qué ironía, porque ahora lo que no tengo es tiempo para leer cómics o ver series. ¡Estos puñeteros libros son los que lo ocupan ahora mismo!
En la parte inferior de los susodichos debería haber una inscripción que rece así: "Estas novelas son peligrosamente adictivas y perjudiciales para su vida social". Lo segundo lo menciono porque ahora no puedo refrenar el impulso de dirigirme a alguien y hablarle de la dichosa saga. Ahora comprendo por qué tantos hicieron lo mismo conmigo, esperando ver un brillo en mis ojos para engancharme a ella y conseguir tener a alguien más con quien comentarla. Y es que hay muchísimo que contar, la primera novela titulada "Juego de Tronos" supone una carta de presentación para todo el grueso que vendrá, presumo, en los siguientes tochos. Pero cualquiera dice que por ello es una obra menor, debe ser la mejor presentación de todo un universo con historias pasadas y futuras que he podido ver hasta el momento. Que el resto pueda ser más o tan fascinante como lo aquí escrito parece una tarea titánica de la que ignoro si su escritor, George R. R. Martin, podrá salir airoso, y más a día de hoy, faltando todavía dos entregas por hacer y con una que falta por publicarse. De lo que no cabe duda es que, para empezar, ya parece inigualable.
Montones de clanes, de personajes, de conceptos, escenarios y de subtramas que giran alrededor de una sola. Con una historia tan coral donde es difícil incluso elegir personaje favorito, Martin tuvo la genial idea de centrar cada uno de los capítulos en cada uno de ellos, aún corriendo el riesgo de desesperar al lector por mostrar a unos más interesantes que otros. Por suerte, tal es la habilidad del escritor que consigue fascinarnos con todos por igual, sean estos nobles, traicioneros, caprichosos, patanes o pusilánimes. Da igual, los hay de todos los colores y para todos los gustos. No importa que la historia de Daenerys apenas tenga relación, por el momento, con el choque entre clanes o las conspiraciones palaciegas que pueden darse en el castillo de Robert Baratheon. No importa si las ideas y anhelos de Vyseris o de Sansa no tienen nada que ver con las del carismático Tyrion Lannister, como tampoco importa si la trama de Jon Nieve ocurre lejos de las intrigas de la casa del Rey. Aunque todas transcurran paralelas y con intereses muy diversos, ninguna toma protagonismo. Todas importan, todas asombran y, por supuesto, queremos ver cómo se va desarrollando cada una hasta que todas colisionen en algún punto. La grandeza de la novela reside en la ambición de crear un complejo puzzle repleto de personajes avariciosos con intereses, ganas y empeño por conseguir sus objetivos.
Nada de esto sería igual sin un buen retrato de todos y cada uno de los personajes que conforman el relato. Como iba diciendo, ninguno es lo que parece, nadie es un tópico andante y actúan de forma que es difícil adivinar qué es lo que harán a continuación, pero siempre se comportan según su personalidad. Y por supuesto, nada de todo esto sería igual si no pasaran cosas realmente peliagudas, con momentos en donde es fácil sufrir por algún que otro personaje metido en una peligrosa situación. El status quo jamás permanece demasiado tiempo impasible, la historia es tan cambiante como el agua mecida por el viento: sus ondas lo cubren todo y perjudican o benefician a más de uno según la situación del momento. Nadie permanece inalterable y la muerte está a la vuelta de la esquina. Nunca se sabe cuándo puede llegar el final de cada uno, lo que hace aún más interesante esta novela de fantasía. Una fantasía que, por otro lado, se antoja realista, más medieval que fantástica, pero parece que hasta eso podría llegar a cambiar.
En resumen, es una de las mejores historias que he podido llevarme a la cara, simple y llanamente. Ha sido una suerte que la cadena HBO fuera la que comprara sus derechos, porque difícilmente existe otra que sea capaz de ser fiel a la ambigüedad de tan crudo amasijo de intereses, envidia y honor retorcido. Se acerca el invierno, y ojalá sea tan largo como predicen.
3 comentarios:
+1, No hay mas que decir.
Me alegro de que te gustara.
Cuando leas Tormenta de Espadas te vas a cagar por la pata, ya verás...
No te encariñes con nadie, CON NADIE
¿Que no me encariñe con nadie? Imposible, es demasiado tarde. XD
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