jueves, 10 de marzo de 2011

Final Fantasy VII Crisis Core

Hace muchos años (¿tantos ya?), cuando jugábamos a nuestra querida y ya lejana Play Station (la uno, la original), había una saga que realmente nos mantuvo horas y horas quemando la consola, esa saga se llamaba Final Fantasy. Cuando Square Enix era solo Square y realmente innovaba a cada nueva entrega que sacaba, preocupándose no solo por los gráficos y el control, sino también por ofrecer novedad en cuanto a estilo e historia. Pero, por mucho que pase el tiempo y por buenas que fueran las entregas VIII y IX, existe un título de la PSX que es recordado incluso hoy en día, el ya mítico Final Fantasy VII, el juego de SOLDADO, Cloud, Midgar, AVALANCHA, Jénova y, ante todo: Sephirot. Una acumulación de conceptos que beben de Blade Runner (futuro distópico dominado por los excesos de la tecnología y un lugar donde ni siquiera podía verse el cielo o la vegetación) y de la ciencia ficción futurista por lo general, mezclando a las criaturas monstruosas con la ciencia, la magia y una pseudoreligión basada en las materias y la corriente vital. Un universo fascinante que quedó en la mente de todo el colectivo, pese a que el juego distaba mucho de ser perfecto. Sin embargo, bien que echamos horas para comprobar la terrible historia de Cloud, el tipo que creyó ser Zack.

¿Y quién era Zack? El verdadero agente de SOLDADO que observó desde muy de cerca la caída a los infiernos de Sephirot. El hombre que sufrió en sus carnes la degradación de Shinra y lo peligroso de sus experimentos, sin moralidad alguna, jugando con la energía MAKO y la genética para crear un colectivo de monstruos que espantaría al mismísimo Bosco. Toda esa historia se cuenta muy por encima en aquel mítico juego de PSX. Ahora, en la portátil de Sony, podemos disfrutar de esa precuela deseada protagonizada por el susodicho Zack, que muestra todo aquello que ocurrió antes de que Cloud acabara con AVALANCHA, antes de que incluso Sephirot perdiera la chaveta. Y ese y no otro, es el mayor aliciente de FF VII: Crisis Core. Un juego que nace de la nostalgia y las ganas del jugador de seguir explorando ese rico universo tan desaprovechado y con tantas posibilidades. Su historia también sirve para tapar los agujeros de la película en CGI que se sacó hace tiempo: Final Fantasy Advent Children. Esos tres productos, y no otros (olvidemos aquel juego protagonizado por Vincent, por favor) componen una trilogía de lo que es la historia general del mundo mostrado en la séptima entrega de la saga. Así pues, ya solo por la historia merece la pena este juego de PSP, está muy bien desarrollada y resulta emocionante en algunos momentos, con el único defecto de que la némesis aparece un poco forzada y no posee el carisma suficiente.

El sistema de juego no es el combate por turnos del que estábamos todos tan acostumbrados. Posee, por otro lado, un sistema de lucha en tiempo real muy parecido al que podemos ver en la saga de Kingdom Hearts, así que nos enfrentamos a los enemigos a espadazo limpio y en solitario. Lo curioso es que pese a este cambio, el sistema de materias permanece, y éstas pueden subir de nivel y alcanzar el MAESTRO, tal y como ocurría antaño. La segunda diferencia la tenemos en la forma en que obtenemos experiencia: Con el azar. No basta con buscar batallas y ponerse a derrotar a enemigos a saco, sino que también hay que tener suerte para ir mejorando, ya que todo nos lo jugamos a una ruleta que aparece de vez en cuando y que muchas veces resulta decisiva a la hora de finalizar un combate. Lo cual es un poco desquiciante a veces, ya que no da la impresión de que merezca la pena esforzarse y ponerse a batallar para mejorar al personaje. Lo que le quita cierto incentivo a las misiones, cuyas compensaciones se encuentran más bien en los objetos que son entregados al final de éstas. Sin ellas, lo cierto es que estaríamos hablando de un juego muy corto y lineal, ya que la historia te lleva de un lugar a otro, pero nunca ofrece bifurcaciones ni libertad para explorar el mundo del personaje. No hay mapa mundi, eso que quede claro. Y demos gracias a que en cierto modo las peleas son ligeras y divertidas, porque de otra forma sería un juego bastante lamentable, con una buena historia, pero muy justo en todo lo demás.

Los gráficos, por otro lado, son una gozada. Nada que ver con lo que teníamos en el viejo Final Fantasy VII. Cloud, Zack, Aeris y compañía jamás tuvieron un aspecto tan saludable. Explotan por doquier el potencial de la portátil y hay momentos en los que ni siquiera se echan de menos los vídeos con los que suele obsequiarnos Square Enix que, dicho sea ya de paso, tienen aquí el nivel que posee la propia película, lo que quiere decir que se mantiene a la perfección la estética de la misma, con unos diseños muy bien acabados, un Zack que varía a lo largo de la aventura y otros personajes que también pasan por una serie de cambios que los hacen muy interesantes. Incluso los monstruos sufren un lavado de cara muy grato, ahora el número de polígonos ha subido y las texturas son mucho más realistas. Algunos escenarios, todos en completo 3D, se recuperan con gran habilidad y son muy reconocibles. Visitar de nuevo el mundo de Final Fantasy VII, con un aspecto tan agradecido como este, es otro de los alicientes del juego, que una vez más demuestra que sus virtudes vienen especialmente por los recuerdos de su secuela sacada años atrás.

Así pues, tenemos uno de los mejores juegos que se puedan conseguir para la portátil de Sony que, sin embargo, podría haber estado más cuidado en alguno de sus apartados con ideas menos surrealistas (esa ruleta...) y un poco menos de linealidad, que es lo que más daño le hace, ya que se apoya demasiado en las misiones para ofrecer variedad, cuando éstas acaban siendo un auténtico agobio. Por suerte, su historia, gráficos y dinamismo, hacen que merezca la pena jugarlo aunque sea una vez, e intentar hacérselo al 100% es toda una proeza que alarga sus horas de vida. Probablemente sea el mejor spin-off (si es que se puede llamar así, siendo una precuela directa) de esta entrega de la saga. Emociona y sorprende en algunos momentos, lo que no es poco.

1 comentario:

José M. García dijo...

Pues yo no pude acabarlo, aunque, eso sí, jugué unas 17 horas. Sí, técnicamente portentoso y con una banda sonora excelente, pero con un sistema de combate muy simple (eso de que todas las invocaciones sean aleatorias) y poco personalizable.

En cuanto a la historia, pues poco aporta a lo ya conocido. Personajes como Génesis no están mal, pero no se integra bien con la, llamemosla, cronología de FFVII y, al final, no nos cuenta nada de Zack, Cloud, Sephirot o Jénova qe no supiéramos.

¿Lo mejor? La historia de amor entre Zack y Aerith: me gustó que se conocieran de igual modo a que lo harán Cloud y Aerith en el futuro y, sobre todo, el tono nihilista de una relación que sabemos destinada al final más aciago.

¿Lo peor? Las misiones secundarias, repetitivas y, a la larga, cansinas.