El final, el monstruo arrepentido y el cadáver de su creador en un ataúd de madera abierto. Enemigos declarados desde el momento en que se vieron frente a frente. Incomprendidos, hastiados y dañados el uno al otro hasta la extenuación. El creador no resiste el embiste del tiempo y cae enfermo. Muere mientras la criatura sigue viva. Casi desearía lo contrario, pues se lamenta del enfrentamiento entre ambos, las cosas habrían sido muy distintas si desde el principio...
Quería cierto simbolismo con respecto a la creación de la criatura, por lo que empleé la misma perspectiva y, prácticamente, la misma composición de la primera escena, para ofrecer cierto paralelismo entre principio y el fin, pero sin forzarlo demasiado.
Me costó bastante conseguir una ambientación decente para la bóveda.
Un saludo.
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