domingo, 26 de octubre de 2008

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Pues nada, ya es sábado, el cielo está nublado, no hay planes, tengo que terminar la página que dejé ayer a medias y estoy pensando en varias cosas importantes de cara al futuro. Tanto el más próximo como el más lejano.

Anoche vimos Death Proof.

Sí, una de las películas de la sesión Grindhouse que Tarantino y Rodríguez realizaron. La otra sería Planet Terror, que no he tenido aún el gusto de ver.

Y la verdad es que cada día pienso que cuando un director realiza una fórmula aparentemente novedosa y abusa de ella... Deja de ser bueno. Pero no sé qué tendrá, que tiene muchos seguidores y le aplauden las burradas. Yo, sinceramente, de él sólo he visto la que comento, las dos de Kill Bill y Pulp Fiction. Y soy el raro al que le gustan las historias que conforman la aventura de Beatrix Kiddo por su impecable acción en plan homenaje y la relación entre dos psicópatas que no pueden dejar de serlo (o eso parece). Pero Pulp Fiction me dejó frío.

Sin embargo, Death Proof me parece mucho peor. De hecho, es demasiado llamativo que Tarantino no deje de homenajear y frikear sobre el cine que le gusta en casi todas sus películas, como un Kevin Smith friki de la serie Z. Espero que futuros filmes del director no se basen sólo en eso, porque yo no puedo entrar más en ese juego sin bostezar ruidosamente.

Dicho de otra manera: El argumento de Death Proof cabe en una servilleta y las conversaciones no cabrían ni en un libro del tamaño de la Enciclopedia de los abuelos. La idea de la película es buena, el ritmo terrible, las escenas muy bien rodadas (especialmente las persecuciones), los diálogos son divertidos pero ahogan de interminables y referenciales (si no eres tan fan de la serie Z como el director, te mueres de aburrimiento, como cuando vas a una conferencia de un tema que no te interesa), etc, etc.

¿Veredicto? Lo siento, Quentin, pero me aburres.

Pasad un buen finde.

Saludos.

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