Echo de menos la excelente racha con la que contaba uno de mis personajes favoritos de Marvel: Daredevil, que jamás en España tuvo una colección regular en grapa que durara tantísimos números. Esto se debe gracias a su periplo en el sello Marvel Knights, donde le escribirían unos autores de lo más interesantes, como el prolífico Kevin Smith, David Mack, Brian Michael Bendis y Ed Brubaker. No cabe duda de que, durante mucho tiempo, esta serie ha sido una de las más mimadas de la editorial. Por ello, aunque muchos quedamos muy decepcionados con el último de los guionistas citados anteriormente, esperábamos muy esperanzados la llegada del escritor de los Perdedores: Andy Diggle, que parecía venir para ofrecer ideas renovadas a una serie que empezaba a ser algo repetitiva y redundante en cuanto a dramatizar en exceso las desgracias de su cada vez más hundido protagonista. Parecía que, con esta nueva etapa, íbamos a conocer derroteros distintos, que Matt iba a coger un poco más de esa fuerza y carácter perdidos, que su plantel de secundarios iba a sufrir un revés... Pero lo cierto es que al final todo quedó en nada. Todo el trabajo que ha realizado se puede leer en solo dos tomos que Panini ha dejado a nuestra disposición: La mano del diablo y, el que nos ocupa, Tierra de Sombras. Y la verdad, el resultado no puede ser más decepcionante.
Aunque, todo sea dicho, no se le puede echar toda la culpa al pobre desgraciado a quien le ha tocado organizar todo este tinglado. Y es que Diggle jamás tuvo oportunidad de realizar nada propio en la colección, y desde luego no era el tipo más indicado para afrontar este enorme barullo. El propio Brubaker ya se ocupó de dejar su etapa con una premisa difícil: Matt Murdock como dirigente de la Mano. Así, solo quedaba que el siguiente guionista se las apañara para sacarlo de esa situación sin que quedara forzado o sin que se viniera abajo todo el desarrollo mostrado en la etapa anterior, una papeleta ciertamente difícil. Más complicado todavía si encima viene el editor ocurrente de turno (nótese el sarcasmo) y te dice: -"Ey, esto tiene potencial, ¡hagamos un crossover, el primer evento de Daredevil!" De esa forma, ya se arma la gorda, porque ahora el guionista ya no solo debe preparar todo este maremágnum, sino que para colmo tiene que lidiar con montones de personajes secundarios que deben pasearse por la saga de marras solo porque de alguna manera hay que incrustarlos para subir ventas, por mucho que no aporten absolutamente nada en la trama. Como es el caso de Punisher, Lobezno, Caballero Luna o el Motorista Fantasma, que se pasean solo para saludar y dar un par de hostias infructuosas. Al final, como ha podido comprobarse, el proyecto le vino demasiado grande al pobre Diggle.
Esto se nota especialmente porque la trama tiene un desarrollo muy caótico, lo cual tiene delito si tenemos en cuenta que es demasiado simple para lo que podría haber sido, reduciéndose todo a una posesión y un solo escenario, que es el que da nombre al evento: Tierra de Sombras. Todo gira alrededor de ese lugar y la Cocina del Infierno, más caótica que nunca, con todos los personajes de la colección queriendo hacer algo cuando realmente solo tres hacían falta para resolver el que puede ser el milésimo intento torpe de la Mano por hacer... algo. Que menudos planes más risibles tienen estos para supuestamente dejar el mundo totalmente yermo. Si al menos contáramos con dibujantes a la altura, podríamos darnos con un canto en los dientes, ya que la historia, aunque muy mejorable, por lo menos se deja leer. Pero por desgracia ni en eso quedamos satisfechos. Billy Tan está más torpe que nunca, y esa evolución que se le adivinaba en aquellos números de Patrulla-X con Brubaker aquí ha desaparecido por completo, pues la tosquedad del dibujante ha regresado y en algunas páginas hace estragos. Roberto de la Torre, aunque bastante mejor por lo adecuado que resulta su estilo, muestra unas páginas muy deficientes por culpa de unos fondos en donde el píxel y la fotografía trucada vilmente destacan como alfileres en los ojos. Pero al menos posee una narrativa y un dibujo superiores, sobre todo en expresividad y encuadres.
En realidad no es tan mal cómic, pero aunque la edición de Panini sea más que decente y tenga un precio ajustado (11 números, entre los de la miniserie del evento y la serie regular de Daredevil muy bien ordenados entre sí, a 25 euros), no es fácil soltar lo que cuesta de una tacada, sobre todo para encontrarse un resultado tan pobre. Podría ser peor, pero no deja de ser lo más flojo que se puede leer del cuernecitos desde hace mucho. Qué decepción, Diggle.
3 comentarios:
A mí me gustó, pero en conjunto me dejó un poco frío.
Decepción es la palabra clave, no es todo culpa de Diggle, claro...pero tampoco hace demasiado para remediarlo, la verdad.
Sí, lo resumes bien en tu frase, Fer.
Y guste o no la saga, el caso es que no merece la pena, no dan ganas de recomendarla en absoluto.
Publicar un comentario