Mucho tiempo llevaba sin llevarme a la boca alguna excelencia protagonizada por el llamado cariñosamente "cuernecitos" de la Cocina del Infierno. Concretamente, desde la primera saga de Brubaker en la colección regular, desde entonces como mucho he leído alguna saga notable, pero eran las que menos entre tanto número pasable o flojo, con un tratamiento de Matt Murdock bastante lamentable. Por desgracia, la etapa de Diggle, tan esperada como vilipendiada ha sido (con motivo) después, ha hecho que todo lo anterior sepa a gloria, ante el abismo de mediocridad en el que se ha sumido el personaje con su primer evento, recién publicado en España, en toda la historia de su publicación. Por eso, cuando Panini confirmó que uno de los tomos de su línea Marvel Héroes iba a ser precisamente material de Nocenti y Romita Jr. en Daredevil, a muchos se nos puso la piel de gallina de la emoción: por fin iba a ser publicada esta célebre etapa en en este país, aunque solo fuera parcialmente. Por eso, tras leer el tomo, solo tengo un defecto que resaltar: quiero todo lo demás.
Hay ocasiones en las que el material antiguo decepciona a los lectores acostumbrados a leer (muchos) cómics de otras épocas. Esto se debe también a que estos lectores poseen, en mayor o menor medida, una visión poco nostálgica de dichas etapas laureadas precisamente por gente que se inició con ellas. Por ello, existía cierto temor a la hora de enfrentarse a la lectura de este tomo, ya que un servidor tiene un concepto de Daredevil que está ligado a lo urbano, al conocido barrio de Nueva York, a la abogacía y al Murdock serio pero infatigable.
Nocenti, en estos números, presenta un superhéroe que ya está abatido y vencido (no obstante, comienzan justo después de todos los sucesos relacionados con Kingpin y María Tifoidea), aunque se niega a rendirse y permanece luchador, decidido a abandonar su ciudad natal para realizar un recorrido en busca de su tranquilidad emocional y espiritual. Por el camino, no solo será partícipe de situaciones de distintos niveles de complejidad, como puede ser un simple enfrentamiento contra un par de mutantes conocidos, la lucha contra un demonio externo como el insistente Mefisto o buscar la manera de disculpar a un villano que deja a su hijo en una situación difícil sin que este se resista lo más mínimo; sino que también es capaz de involucrarse a modo de espectador en temas tan polémicos como puede ser el desagradable trato que ejercemos sobre los animales cuya carne compramos habitualmente o la violencia de género.
Y es que Nocenti utiliza la colección no solo para realizar un tratamiento digno de su protagonista y su entorno, sino que también se preocupa por ofrecer varios niveles de lectura para que el lector aprenda algo con las historias que se cuentan, sin emplear nunca una moralina barata que suene a adoctrinamiento. Lo que hace la escritora es algo más especial: ofrecer su visión del mundo con una sensibilidad única, sacando a la luz sus preocupaciones y, con ello, mostrando unas historias sobre un superhéroe bastante atípicas y personales, con una enorme cantidad de denuncia social. Si a todo esto sumamos un excelentísimo dibujo de John Romita Jr. en estado de gracia, que es detallista y expresivo hasta lo apabullante, vemos que nos encontramos ante una obra irrepetible, de las que ofrece una lectura interesante e intrigante, sobre todo porque es difícil adivinar de qué irá la siguiente historia.
Por lo tanto, estamos ante un tomo que no decepciona, un cómic de superhéroes único y diferente, que plantea cuestiones y situaciones de la vida real que no se dedica a seguir los pasos de un esquema prefijado. Es una muestra de que Ann Nocenti jamás fue una guionista al uso, sino una escritora con inquietudes que, con estos números, no hace más que dejarnos con ganas de más. Panini, ¿para cuándo el resto?
2 comentarios:
Esta saga esta muy bien, pero parta mi lo mejor de esta etapa es todo el ciclo de Tifoidea o ya sin Romita el regreso de Matt a Nueva York, a ver si poco a poco van cacando más cosillas.
Pues si esto es lo "peor" de la etapa... me muero por ver lo mejor. En serio.
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