No resulta complicado explicar por qué esta apuesta de DC Entertainment no está a la altura de la mayoría de las presentadas por Marvel Studios, cuando reúne sus principales defectos, algunas de sus virtudes y la misma falta de pretensiones. Pero no cabe duda de que esta adaptación de Green Lantern de Martin Campbell, ante todo, se puede definir como impersonal en todos los aspectos, como también lo ha sido, este mismo año, la que hemos podido ver de Thor, de la mano de otro director supuestamente competente como es Branagh. Pero lo cierto es que este defecto se ha convertido en algo ya común en el género de los superhéroes en el celuloide, lo que ocurre es que hay quienes saben superar ese escollo con una enorme dosis de carisma y buen hacer. En realidad, no son necesarias del todo la novedad y la ambición para presentar una buena película de este estilo, a veces basta simplemente con un muy buen ritmo, un tratamiento de personajes decente y unos buenos efectos especiales. Si el guión es simple pero cumple su cometido, encontramos con que tenemos el trabajo prácticamente hecho. A la editorial de los Vengadores parece haberle ido bien, más o menos, con este sistema y ahora la Distinguida Competencia pretende apuntarse un tanto con la historia de Hal Jordan. ¿En qué diablos falla ésta, que tantas críticas negativas está reuniendo por parte de los más belicosos fans del justiciero esmeralda?
Para empezar, cabría hablar de la terrible torpeza del guión. Es sorprendente cómo desaprovecha todas las virtudes del personaje, uno que además ha tenido recientemente una actualización de su origen tanto en los cómics como en la notable película de animación Green Lantern: Primer Vuelo, que sí es muy recomendable. Con el trabajo ya hecho, sorprende que decidieran tirar por derroteros tan vistos, con reinterpretaciones más que discutibles y un uso realmente espantoso de unos secundarios sin chispa. Es decir, intentan meter todos los conceptos y no se preocupan por los detalles, por lo que al final nada tiene un interés relevante, la película queda completamente vacía de contenido y sin nada especial que contar. Hal Jordan, además, es repelente como superhéroe, no solo porque tiene unos diálogos de parvulario, sino porque Ryan Reynolds le hace un flaco favor interpretándolo, es muy difícil tomárselo en serio con ese gesto perpetuo de "no me entero de nada pero soy muy gracioso" que tan poco sentido tiene para un protagonista como este. Peor todavía es el amigote Kalmaku (cuyo nombre he tenido que buscar por internet, una muestra de la huella que deja), que ni siquiera funciona como personaje cómico, sobre todo porque no ofrece ningún tipo de contraste con el piloto irresponsable que encuentra el anillo. Y Carol Ferris es un "quiero y no puedo", quizá mejor escrita que muchas otras "chicas de héroe" de la gran pantalla, pero la actriz no le otorga personalidad alguna. En resumen, podría decirse que aparte de un guión flojo, encontramos un casting bastante pésimo donde solo se salvaría Mark Strong como Sinestro.
Pero lamentablemente, pese a la buena actuación del actor antes mencionado, este villano resulta ser el peor escrito de todos los presentes, junto al protagonista. Es incomprensible que alguien tan complejo como esta ambigua antítesis del Green Lantern terráqueo no haga nada en toda la película que no sea asistir de testigo poco participativo de los acontecimientos, un quejica intergaláctico que no está a la altura de su leyenda. De hecho, no son nada sutiles a la hora de encumbrar el mito del primer terrestre que recoge el anillo, luchando y venciendo a la amenaza supuestamente imbatible, Parallax, con ingenio y habilidad, pese a ser un supuesto novato. Ese punto está más o menos conseguido, pero lo que no resulta creíble, y ahí es donde cae la base del filme como si de un castillo de naipes se tratara, es que ningún Lantern sea capaz siquiera de prestarle batalla ni cinco tristes minutos. La historia pedía a gritos una escena con el cuerpo de policías espaciales dejándose la piel contra la vil amenaza, pero solo los vemos durante apenas dos minutos perdiendo irremisiblemente y muriendo de la forma más cutre posible. Además, la forma en que se presentan al final es para llamarlos patanes e inútiles durante milenios. Para colmo, en todo momento no nos quitamos de la cabeza el que estemos viendo una producción de tres al cuarto: los actores parecen de segunda, la historia es típica, lineal y predecible, los personajes son planos, el ritmo es aburrido y por desgracia el CGI canta la ópera, con escenas enteras donde la cara de Reynolds parece pegada sobre polígonos de colorines. Y aún pese a todo, sería justo decir que no es tan aberrante como para colocarla al lado de adaptaciones como la de Daredevil, el Motorista Fantasma o los 4 Fantásticos (ligeramente superior, pero similar a estas). Al menos puede presumir de estar a un nivel levemente mayor al de esos despropósitos.
Pero definitivamente es una película fallida en casi todos los apartados, que no presenta apenas virtudes o elementos memorables, pero que por lo menos no se toma en serio a sí misma (buenísima la reacción de Ferris ante Green Lantern cuando lo tiene de frente por vez primera) y tiene alguna buena idea entre todo el desaprovechamiento de ídems. Solo la recomendaría a muy fans del género, porque dudo que ofrezca algo de interés a cinéfilos más exigentes.
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