Actualmente lo último que necesita el universo Marvel es un revulsivo, pues lleva muchos años enlazando historias que son consecuencias de otras de una manera muy dispar. Con esto, estamos hablando de los crossovers, que tantas alegrías y penas nos han dado por igual. Uno de los más importantes que ha editado la Casa de las Ideas desde que comenzó su andadura allá por los años sesenta, fue Civil War, una miniserie en la cual Iron Man y el Capitán América se enfrentaron para defender sus propios ideales y puntos de vista sobre lo que se conoce como el Acta de Registro de Superhumanos. Mucho ha llovido desde entonces, y Norman Osborn incluso ha llegado a estar en la posición en la que se mantuvo durante tantos años Nick Furia, aunque con HAMMER en lugar de SHIELD. Ahora que todo eso ha acabado, ahora que la "trinidad Vengadora" vuelve a reunirse de nuevo tras varias resurrecciones y regresos, es hora de tratar viejas heridas y rencillas personales.
Es algo necesario cuando clonas a un amigo o propicias su asesinato en la escalinata de los juzgados. Rogers, Stark y Odinson, los tres grandes superhéroes del grupo más poderoso de la Tierra, según Marvel, no están muy orgullosos de su pasado reciente, ni tan siquiera parecen dispuestos a dejar los rencores de lado tan fácilmente. Esta miniserie nace por la necesidad de volver a juntar a estos personajes, para explorar la amistad que tenían antaño y para que no queden forzadas sus posiciones en los diversos grupos de Vengadores que existen en la actualidad. Bendis, hombre orquesta que sirve para todo, es el encargado de escribir la reconciliación. ¿Y qué mejor manera de hacer que los protagonistas se vuelvan a llevar bien que con una aventurilla clásica en un lugar inhóspito y mortal?
Así es como comienza la historia, con los tres discutiendo, poco dispuestos a dejarlo todo atrás, siendo transportados accidentalmente a lo que parece uno de los mundos de Asgard. Su emplazamiento lo descubrimos sobre la marcha, pero la villana principal se deja ver pronto: la mismísima Hela, en compañía de la Encantadora. El guionista aprovecha todo aquello que realizó Straczynski en la serie regular de Thor para poner en actualidad el status quo de varios personajes afines al dios asgardiano del martillo. Con ello, el escritor muestra varios homenajes a elementos provenientes de la magnífica etapa de Walter Simonson en la serie del hijo de Odín sin complicarse demasiado, con una trama lineal bastante simple, a ratos simpática, en donde curiosamente hay pocos diálogos y mucha acción, cosa poco habitual en Bendis. Quizá porque prefirió dar cancha al magnífico artista que tenemos la suerte de disfrutar: Alan Davis, quien realiza varias páginas para enmarcar y caracteriza a los personajes a la perfección. Por él no podemos tener ninguna queja, pero el guión podría haber sido bastante mejor, ya que como mucho es correcto y no logra brillar como podría, desaprovechando una premisa como esta. Es como si el guionista se mostrara algo desganado.
Pese a todo, no es una mala lectura para pasar una buena hora de diversión, ya que al menos es una saga que se lee con agrado y ligereza. Aunque no logre transmitir gran cosa y su final resulte muy abrupto y anticlimático. Bendis es capaz de mucho más y se nota.
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