Tom DeFalco, guionista de la saga de este tomo, fue editor de Marvel, concretamente tras Shooter, y su etapa como tal fue una de las más polémicas que ha atravesado nunca la editorial. Fue quien consiguió las mayores ventas que uno haya podido imaginar en el mundo del comic book, impensables hasta ese momento. Dentro de su mandato, vimos cómo X-Force vendió la friolera de 3 millones de ejemplares, mientras X-men a cargo de Claremont y Lee alcanzó 7 de los grandes. El problema es que nunca fue alguien muy preocupado por la calidad de sus cómics (apoyó ideas tan absurdas como las portadas con hologramas y brillos, que tanto éxito tuvieron en su momento), y eso se nota especialmente tras la marcha de los guionistas que se vieron agobiados por la excesiva popularidad de los dibujantes estrella, quienes también emigraron más tarde en busca de pastos más verdes, dejando la editorial en un estado de calidad y ventas realmente penoso. Por ello, con ideales y decisiones como estas, no sorprende demasiado que DeFalco nunca destacara como guionista. Es más, se le considera muy deudor del trabajo de otros, sin demasiada personalidad propia. El trabajo que realizó en Thor tras Walter Simonson es un muy buen ejemplo de ello, aún siendo una de sus mejores obras, con diferencia.
Lo que vemos en estas páginas es, de hecho, al guonista poseído por el espíritu de Stan Lee. Toda la épica que poseía el co-creador del universo Marvel la vemos aquí, en mayor o menor medida. Eso sí, con más dinamismo y sin la novedad. Resulta curioso leer estos cómics, que recuperan estupendamente el tono que poseían los superhéroes en los años sesenta, sabiendo que son de finales de los ochenta, porque parecen más antiguos que los de Simonson, que se supone que son anteriores. Esto tampoco debería entenderse como algo negativo, porque al menos se muestra una historia más que competente con todo esto, pese a la pretendida sencillez y el uso de los tópicos. Porque seamos sinceros, la trama funciona gracias a un buen uso de personajes, pero todo se resume en la típica batalla del bien contra el mal, estando ambos reflejados en su máximo exponente. Lo que ocurre es que hay tantos frentes, tantos grupos, tantos dioses y tantos elementos interesantes interactuando entre sí, que es inevitable emocionarse en algunos momentos.
Además, DeFalco (cariñosamente llamado "Desfalco") aprovecha el número 400 para soltarse la melena a lo grande, recuperando a un personaje que suponíamos muerto (que jamás fue así, por lo que no se le puede llamar resurrección a esto, ni muchísimo menos) para el gran clímax final. Todo con una grandilocuencia inaudita, como en las grandes epopeyas que deben reverberar por los siglos de los siglos. Lástima que el villano no posea el carisma suficiente y nada de todo esto consiga quitarnos la espinilla del recuerdo de la etapa de Simonson, cuyas consecuencias va eliminando DeFalco poco a poco, aunque sea con el considerable acierto de construir su propia historia. También vemos algunos "olvidos" que restan solidez al guión, como el papel de Loki en toda la trama o el status posterior de algunos personajes, como Karmilla. También decepciona la tramposa conclusión de la maldición supuestamente mortal de Hogun, que pedía a gritos un final más trágico. A todo esto, Ron Frenz responde con una maestría que jamás mostraría posteriormente en sus lápices. Y es que si el guionista imita a Lee, el dibujante no iba a ser menos, por lo que utiliza todas las técnicas que hicieron famoso el estilo de Jack Kirby: las impresionantes splash pages por las que desfilan enormes cuerpos poseedores de gran energía, las asombrosas líneas cinéticas que contrastan con la forma en la que chisporrotea el poder que impregna las viñetas, etc, etc. Su mejor obra, sin duda, aunque sea deudora del maestro.
Por lo tanto, ¿qué tenemos aquí? Pues una obra que gustará a todo aquel quiera una historia clásica de Thor en estado puro, similar a las que encontramos en la época dorada del personaje. Pero no supone un paso más allá, como sí lo fue la etapa Simonson, más bien es un calco realizado con gracia que no es todo lo bueno que podría. Aún así, una lectura recomendable, si sabes lo que te vas a encontrar.
2 comentarios:
A mi el Thor de DeFalco y Frenz me gusta bastante, el problema claro es que ni innova como el de Simonson ni es tan grande como el de Kirby, se queda un poco en terreno de nadie, pero son buenos cómics de Thor.
PD: Al final te hice caso y he pillado todo el Lobi de Aaron, me fue muy util tu guía en PAMMHG ya que es un jaleo de edición. Ahora a ver que tal están que imagino que bien.
Reconozco que disfruté bastante leyendo el tomo, para qué mentir. Pero no deja tan buen poso como cabría esperar. Digamos que son unos números muy majos, que se leen bastante bien y que se disfrutan, pero no resultan memorables porque no tienen demasiada personalidad y se dedican a copiar ideas de otros sin mostrar nada nuevo. Pero joder, ya quisiéramos tener todos los meses cómics como estos.
Contestando al Post Data: Me alegra que se esté aprovechando la guía de Lobezno que subí en PAMMHG y espero que te gusten tanto esos números como a mí. Ya nos contarás en tu blog. :D
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