Lo mejor de este coleccionable de Panini es que nos hace descubrir, a los lectores menos veteranos, todas esas historias de Marvel de décadas anteriores que, pese a no tener demasiada repercusión, son muy interesantes y trascendentales para los personajes que las protagonizan. Por supuesto, como toda colección basada en material tan diverso, hay de todo y no siempre del mismo nivel, pero no cabe duda de que la curiosidad que desprenden algunas historias las hace meritorias de una cómoda lectura. En el caso que nos ocupa, tenemos una saga de casi once números (algo difícil de ver en los años 70) escrita por Marv Wolfman mucho antes de sorprendernos a todos con sus Crisis en tierras Infinitas o su célebre etapa en los Titanes, acompañado de un John Byrne primerizo, de mucho antes de que aterrizara en los X-men, la serie que lo catapultó a la fama. Por ello, tenemos una obra de dos autores antes de que hicieran historia en el mundo del cómic, ¿está a la altura de lo que cabría esperar de ellos?
Para empezar, lo mejor de este tomo es que no da pie al respiro. Son once números vertiginosos que sorprenden por la cantidad de conceptos e historias que podemos ver por página. Es cierto que eso no hace mejor un argumento, y que todo puede quedar algo atropellado o con un ritmo poco adecuado para lo que se cuenta. Pero la verdad es que, pese a contener toda esa verborrea típica de la época y la acción obligatoria por número, se trata de una lectura muy interesante y adictiva, que no deja nada al azar y con un Wolfman muy inspirado, lejos del nivel que mostraría posteriormente, pero que juega con muchos conceptos del universo Marvel con bastante ingenio y maestría. De hecho, lo que tenemos aquí realmente es una gran macrosaga en donde nuestros protagonistas lo pasan peor que nunca, surcando el espacio para defender la tierra de un villano implacable, todo mientras tratan de defender otro lugar, luchando por sobrevivir, con mucho sentido de la aventura y la maravilla, digno de este cuarteto fantástico. Dicho de otra manera: ojalá todos los cómics de los 4 Fantásticos mostraran historias tan completas y vertiginosas como esta.
Por desgracia, no todo es tan extraordinario como podría. Una idea con tanto potencial podría haber dado para muchísimo más, sobre todo en su clímax. Da la impresión de que si Byrne hubiese estado más implicado en los guiones, nos habría sorprendido con una batalla final entre los dos contendientes asombrosamente poderosos que podría haber sido bastante más ingeniosa y épica. Por el contrario, Wolfman se contenta con enfrentarlos a base de puñetazos, siendo más espectacular en realidad la pelea entre los 4 Fantásticos con su oponente de turno, que sucede de forma paralela. Además, la solución a cierto problema que atraviesan los protagonistas a lo largo de la historia, que sirve muy bien para crear cierta angustia y peligro aunque sepamos que se salvarán sí o sí, viene dada por un deux ex machina algo pobre que solo sirve para dar importancia a Johnny Storm y poco más.
Pese a todo, solo por sus virtudes, por lo interesante de la aventura y el dibujo de Byrne y Pollard (este último, todo un descubrimiento), ya merece la pena. No es una obra maestra y está lejos de lo que sus autores mostrarían más adelante, pero sin duda es todo un anticipo del talento que poseen, por lo es una historia del grupo más que recomendable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario