Al fin he tenido la oportunidad de leer una saga tan valorada como esta que nos ocupa. Y es que para muchos, los Vengadores no se comprenden sin haber leído la gran etapa de Roger Stern, que tanto admiran muchos, siendo el momento cúlmen el asalto a la mansión perpetuado por los reconocidos Amos del Mal, algo así como la antítesis absoluta de este grupo. La verdad es que comencé la lectura de este tomo con cierta cautela, ya que otra saga mejor considerada como es la de La Guerra Kree/Skrull fue toda una decepción para mí, ya que sirvió para que me percatara de lo muy poco que congenio con los superhéroes en estado puro, siempre intachables e ingenuos, con aventuras en donde logran la victoria no ya por méritos propios, sino por casualidades o porque de repente el enemigo se vuelve directamente inútil. Por suerte, infravaloré a Roger Stern, ya que puedo afirmar que se trata de un guionista que ya poseía ciertas inquietudes comunes a las de muchos en la actualidad a la hora de escribir a los personajes.
Sobre todo porque, pese a la narración clásica que posee el desarrollo de la historia, los personajes están escritos desde un primer momento de una forma bastante creíble y natural. Cierto es que cosas como retocar la continuidad para restar importancia a los actos malvados de Namor en el pasado no están justificados porque no resulta ni apropiado ni interesante, ya que siempre es mejor un personaje redimido que retocar una actitud que, aunque beligerante y en cierto modo malvada, estaba fundamentada por unas creencias que eran apropiadas por la situación ambigua en la que se encontraba el personaje. Por suerte, aunque los primeros números sean algo flojos, la situación va "in crescendo" gracias a la aparición de Zemo y la planificación de sus planes. Aunque la cosa empieza realmente a remontar en el número donde presenciamos una visita de Alpha Flight y la culminación de uno de sus argumentos, que estaban ligados a Namor gracias a la relación de Marrina con éste. Resulta curioso, sin embargo, que la cosa empiece a lo grande cuando el príncipe de Atlantis se ausenta, que es cuando comienza el asalto.
Lógicamente, eso no es casualidad, ya que Zemo lo calcula todo al milímetro y organiza un ataque conjunto donde nada es improvisado. Héroes luchan, pero caen como moscas, con una crudeza impropia de la época en la editorial, siendo Jarvis probablemente la mayor víctima física, aunque Hércules no se queda lejos en ese aspecto y Rogers es herido de una forma quizá peor. Por tanto, esta frenética y emocionante lectura hace honor a su fama, ya que Stern realiza un trabajo magnífico a la hora de dar personalidad e intereses propios a cada uno de los integrantes de esta pequeña guerra en la mansión. Y no solo lo digo por los héroes, ya que los villanos no son todos tópicos e incluso Zemo tiene sus propios motivos para organizar esa venganza personal, sin cuartel y sin piedad. Además, como decía en el primer párrafo, hay veces en que los héroes dan la vuelta a la tortilla por la repentina incapacidad de sus archinémesis, pero eso no es algo que aquí ocurra, porque si salen de esta es por el enorme esfuerzo que realizan para sobrevivir, con ayudas inesperadas y una alianza que los villanos no poseen. El grito "una vez Vengador, Vengador siempre" jamás fue tan trascendental.
Por eso mismo, es fácil recomendar, y mucho, este apasionante tomo. Puedo decir sin miedo que no es alabado por nostalgia, sino por méritos propios.
4 comentarios:
A mi Geoff Johns siempre me ha recordado bastante a Stern (aunque con más afición por los megacrossovers). Se va entendiendo el por qué?
Pues yo no tengo a Geoff en tanta consideración. Antes parecía que realizaba oro allá donde iba: su Flash, su Hawkman, su JSA... y lo seguía con fervor. Pero desde hace años ya, me parece que ha perdido muchísimo y realiza obras bastante mediocres y repetitivas. Además, sus Titanes y su Crisis Infinita ya me tuvieron algo mosca, pero peor está siendo ahora su Green Lantern, sobre todo desde La Noche más Oscura. Terrible.
La verdad, no me parece un buen sustituto de Stern. Casi diría que Busiek lo es más, sino fuera porque le pega más serlo de Thomas, por eso de dar nuevos bríos incluso a Conan.
Yo de Johns he leído su Flash, JSA, Hawkman y cosas breves aquí y allá. Pero su trato de la personalidad de los personajes, villanos incluidos, el desarrollo de las tramas, el control de la continuidad y un cierto regusto que dejan sus tebeos me recuerdan bastante a Stern, no hablo tanto de calidad como de estilo. Como apuntaba, me da la sensación que su gusto por los megacrossovers y su exceso de trabajo están jugando en su contra. Claro que Stern después de los 80 tampoco volvió a ser el mismo. No todos van a ser como Morrison, que 25 años después sigue siendo un jefe, y de los de verdad, no un gran artesano como todos los que hemos citado. Busiek ciertamente también me recuerda un poco a Stern, pero no tanto como Johns.
Supongo que es un estilo de escritura en el que se requiere cierta profesionalidad y cariño por los personajes para que funcione. La verdad es que, en cierto modo, sí metería a Stern, a Busiek y a Johns en un mismo saco, sí.
Aunque me apena enormemente que el último esté empeorando tanto. Pero mucho, mucho.
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