Hay películas que están hechas para enfrentar a todo tipo de espectadores, sean fans furibundos de la obra original como si no. Este es el caso de Batman Returns, la secuela que Burton realizó sobre este popular personaje. Destaca especialmente por ser una obra genuina de su director, con todas sus inquietudes y excesos, para bien y para mal. En esta ocasión no se dedicó solo a contentar a los lectores de siempre, sino que aprovechó todos los elementos que tenía a su disposición para realizar una adaptación libre que reúne todos los requisitos de tan polémico artista para ser considerada una obra personal más de su filmografía. Por lo tanto, lo que perdemos en cuanto a fidelidad, lo ganamos en personalidad y extravagancia, ya que gracias a esto podemos decir que esta continuación es una de las películas más extrañas que jamás se hayan realizado para el género de los superhéroes en el cine: adulta, grotesca, oscura, provocadora, sensual, diferente, perturbadora e incluso surrealista. Lo tiene todo para que nadie le coloque la coletilla de "una más". Realmente única.
¿Esto a que se debe? Pues a una dirección artística al nivel de la anterior, solo que explotada al máximo. Gotham City es aquí muchísimo más irreal, como salida de un terrible cuento de hadas para adultos. Los "monstruos" que habitan allí están en consonancia con ella. Nuevamente, los protagonistas son ellos, con la excepción del muy humano Maxwell Schreck, que es mucho más importante de lo que parece a simple vista. Por tanto, seguimos teniendo a Batman jugando con sus artilugios con tal de defender una ciudad que le viene como anillo al dedo para poder superar su trauma. Selina Kyle, por el contrario, es el reverso oscuro del protagonista, una mujer que, debido a un profundo shock, decide no ser nunca más la damisela en apuros típica, por lo que da rienda suelta a toda su furia e instintos para coger las riendas de una ciudad hostil que merece que una figura femenina, al fin, la pisotee con saña. Oswald Coblepott, también conocido como el Pingüino, es el monstruo más auténtico de todos, el que no necesita máscara para serlo, y sobre todo el más hostil, depravado e irónicamente trágico. Su historia tiene más matices de lo que aparenta a simple vista.
Pues bien, de alguna manera se repite la fórmula, solo que esta vez funciona muchísimo mejor. ¿A que se debe esto? A un guión infinitamente más interesante, con actores muchísimo mejor escogidos. Fuera han quedado Robert Wuhl (Alexander Knox) y Kim Basinger (Vicki Vale), a favor de unos mucho más resueltos Christopher Walken (el citado Schrek) y Michelle Pfeiffer (la deliciosa Catwoman). La calidad interpretativa gana enteros y eso salta a la vista. Pero es que además la historia tiene mucho más que contar. Lejos de ser una disputa entre el bien y el mal, ahora es una batalla por controlar la ciudad contada a modo de fábula con un tema principal bastante claro: la dualidad del ser humano. Esta vez Batman se reta entre iguales, entre seres de un origen tan desdichado como el suyo, solo que ellos optan por derroteros distintos. Mientras que el héroe busca la oportunidad de impedir un suceso como el que le afectó, Selina y Oswald buscan la venganza, aunque en distinta proporción. Por medio, hay una historia de amor que está perfectamente escrita, que ofrece algunas de las mejores escenas y diálogos de tan seductor filme.
Por tanto, estamos ante una pequeña joya incomprendida, un cuento al más puro estilo Burton con Batman de protagonista. Una fábula barroca, con tintes de terror y mucho humor negro. Diferente e ingeniosa, con tanta personalidad que estalla en la cara y con un apartado técnico a prueba de bombas difícil de olvidar del que debemos mucho al tristemente fallecido Stan Winston. Una "rara avis" en el género que, si entras en su juego de excesos, se disfruta enormemente.
2 comentarios:
Reseñarás también Batman Forever y Batman y Robin?
Para eso tendría que volver a verlas y no me veo en la labor.
Pero bueno, si me aburro mucho... quizá. XD
Publicar un comentario